martes, 22 de julio de 2008

SEXO EN LA PLAYA

Desde hace años me gusta hacer nudismo en la Playa de Liencres. Para los que no la conocen, es un arenal maravilloso, lleno de dunas en la costa de Cantabria, junto a un parque natural de pinos.
De todos es conocido que allí hay mucho movimiento de cruising todo el año, pero especialmente durante el verano se intensifica. Va gente de toda clase: nudistas, solitarios, parejas, mirones y los que van buscando sexo especialmente.
El pasado martes, después de tomar el sol junto al mar durante unas cinco horas, y cuando estaba caminando por la pasarela a punto de coger el camino para el aparcamiento, ví como una pareja de chicos se metían mano junto a una duna, a la vista de casi todo el mundo.
Pensé: !vaya morro¡, delante de mucha gente.
Pero el morbo y la curiosidad que me producían fue mayor que la verguenza que sentía y me acerqué hacia ellos. No se cortaron en ningún momento mientras me ponía a su lado para ver lo que hacían. E, incluso, me invitaron a participar en su particular fiesta. Yo me puse a su lado y, mientras ellos se magraban sus sexos ya erectos, yo me desnudé totalmente junto a ellos.
Uno era un poco más mayor que el otro, aún así ambos jóvenes. Iba depilado totalmente, cosa que me produce una verdadera excitación, y como única prenda, unas gafas oscuras puestas.
El otro era jovencito, buen cuerpo y delgado, con poco vello pero no depilado, y muy buena polla. El más joven, una vez estuve totalmente desnudo a su lado, se agachó y me empezó a mamar la polla que a estas alturas de la situación estaba totalmente empalmada. Yo estaba muy cortado puesto que cualquier persona nos podía ver sin demasiada dificultad desde el camino de salida de la playa.
Pero perdí la noción del tiempo y del espacio y me dejé hacer una buena mamada. El otro chico se pajeaba mientras yo le magreaba los cojones y la polla. El chico alternaba la mamada, una vez uno y luego otro. Así estuvimos un buen rato hasta que, metiéndonos en un lugar un poco más apartado dentro de una duna, nos tumbamos en la arena. Yo lo hice de espaldas y el chico más joven se estiró encima de mi,mientras el tercero se estiraba junto a nosotros. Nos morreamos a tres como pocas veces yo lo he hecho. El que estaba encima de mí se restregaba el ano por mi polla que ya estaba a punto de reventar, haciendo pequeños intentos de metersela.
Aparté un poco su cuerpo buscando mi pantalón, en donde llevo un condón de urgencia para situaciones imprevistas como éstas y, tras abrirlo. se lo enfundé a mi polla. El chico empezó a metersela poco a poco y, entretanto, el otro se la mamaba con bastante afición y empeño, a mi modo de ver.
A partir de aquí, la función duró muy poco porque creo que los tres estábamos muy excitados y nos corrimos muy rápido.
En cuando se nos bajó la excitación junto con la dureza de nuestras pollas, nos empezamos a situar en el lugar en el que estábamos y nos vestimos a toda prisa.
Nos despedimos con un: hasta la próxima.
Espero que no sea muy tarde, la verdad.

Nota: las fotos que acompañan al presente relato, que no es fruto de la imaginación si no de una experiencia real, bastante satisfactoria por otra parte, están sacadas de internet y no sé de dónde son. Únicamente aparecen aquí para ilustrar el presente relato. Hago esta aclaración, pues el lugar se parece bastante al paraje donde sucedió lo relatado, pero es simple coincidencia.

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